En una entrada previa, introduzco a la pregunta que creo que es clave en el momento de tomar la decisión de empezar a utilizar la metodología BIM en los proyectos, y también al iniciar cada uno de los proyectos: ¿Para qué BIM?
En esta entrada, profundizo en el método para responder.
Como decía en la anterior entrada la clave está en los usos BIM, y en decidir cuáles de ellos me aportan más valor para mi proyecto. Esta es la clave. Hay listados de Usos BIM disponibles en la web (por ejemplo, el de la Universidad de Pensilvania, o el de el New Zealand BIM Acceleration Committee, entre otros).
En general todos proponen un listado de usos BIM que detallan en los anexos, por ejemplo en la Guía de elaboración de de Planes BIM de la Universidad de Pensilvania se incluye la descripción de los usos con el siguiente formato:
Cada ficha (y son 21) incluye:
Seleccionar los usos es en teoría sencillo, basta con repasar las fichas, decidir qué “valores potenciales” son interesantes para mi proyecto, y seleccionarlos. El problema es que tendré que valorar más de 300 elementos, lo cual es demasiado.
Hemos convertido algunas de las fichas de definición de usos en una Base de Datos, y ahora podemos:
Ahora si, soy capaz de recoger en mi Plan de Ejecución BIM qué USOS implantaré, y lo que es más importante, tendré un plan sólido que permitirá que todos en mi equipo comprendan PARA QUÉ utilizamos BIM en el proyecto.
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