Historias del verano: Lean y el bricolaje

Tengo ya una cierta tradición de escribir a la vuelta del verano sobre alguna historia. El año pasado fue sobre los grifos y Praga y hace dos años sobre las lecturas del verano. Este año, aunque algo más tarde, ya casi en Octubre, no voy a dejar pasar la ocasión. Especialmente cuando tengo dos historias que creo que son interesantes…
 
Por desconocer el estándar…
Hace un par de semanas mientras estaba de viaje me llamó mi mujer a decirme que el tambor de la lavadora no giraba. Esto en una casa con 7 personas es una crisis… Al llegar vi que por alguna razón estaba atascado, y decidí desmontarlo el viernes por la tarde. El resultado:

Estandarizar Desmonté, la entrada de agua, el dosificador de jabón, el control electrónico, los cables de alimentación, la bomba de desagüe, y el motor del tambor para descubrir que no era como otras lavadoras que había desmontado antes y que el tambor salía soltando cuatro tornillos de la tapa frontal.
Lástima no haber conocido el ESTANDAR de desmontaje antes de empezar. (Y es que cada tarea debe tener su estándar y aunque es verdad que no me dedico a desmontar lavadoras, probablemente podría haber encontrado algo en internet…). El resultado un par de horas perdidas en desmotar y montar piezas que no debía haber tocado y el riesgo de que la lavadora no volviese a funcionar.La mayor decepción fue cuando descubrí que el tambor es de plástico termosellado y no hay posibilidad de desmontarlo. Sólo había dos soluciones, comprar un tambor nuevo o comprar una lavadora (tiene varios años y muchos kilómetros). En cualquiera de los dos casos, decidí que dado que el tambor no tenía solución “civilizada” merecía la pena forzarlo a ver si lo desenganchaba. Y lo conseguí con la ayuda de mi hermano. El culpable:

Estandarizar

Sí. Un tornillo de unos dos centímetros que debió entrar en un pantalón y que bloqueó el tambor. En realidad, no era necesario desmontar nada, hubiera bastado con forzar el tambor y ver si se liberaba. Había “perdido” varias horas de trabajo.

En fin, varias lecciones aprendidas:

  • No se debe empezar ningún trabajo sin un estándar, puedes dedicar tiempo, o provocar problemas mayores que el que pretendías resolver.
  • A veces la causa de un efecto grave (una lavadora que no funciona) es mínima (un pequeño tornillo atrancado). No hay que despreciar ninguna causa.
  • Si hubiese hecho un buen análisis de causas al principio, y conociese el problema (tambor termosellado), no habría hecho falta desmontar nada, sino hacer el “bruto” durante 10 minutos.

PD.- Después de montarla, la lavadora lleva funcionando sin problemas desde entonces. Por lo menos me ahorré la reparación.

Armarios y tornillos.

Antes de nada y para que se entienda la necesidad, tenemos cinco hijos. La distribución de los niños en los dormitorios va cambiando según crecen, y esto me llevó a la necesidad de cambiar a las dos niñas de dormitorio para lo cuál era imprescindible tener un armario más grande en los dos.

Mi casa es una casa de construcción americana, lo que comúnmente se conoce como prefabricada, aunque no lo es. La estructura y los tabiques están hechos en la obra pero no son de cemento y ladrillos sino de madera y pladur atornillado. El problema es como desmontar el pladur sin liarse a mazazos y llenar la casa de polvo, y si es posible reutilizarlo para los nuevos armarios, mejor.

Aquí decidimos aplicar lo que llamo “las siete soluciones” (no es más que un sistema sencillo que me contaron en Japón para fomentar la creatividad). A cada problema, hay que plantear 7 posibles soluciones. Con mis hijos empezamos a plantear algunas. Desde la más inmediata “liarnos a mazazos”, a mojar el pladur para que ablande y podamos desclavarlo… La mejor, buscar los tornillos y soltarlos. El problema, cómo encontrarlos. En teoría parece fácil, basta con un imán y aprovechar las propiedades magnéticas de los tornillos.

El problema es encontrar un tornillo en una pared de 8 o 9 metros cuadrados… Volvemos al ejercicio de las 7 soluciones. Una de ellas es utilizar un detector de metales, que no tenemos, y que por supuesto no vamos a comprar. Sin embargo, ligado a esta idea está el utilizar el iPhone, al fin y al cabo tiene un detector magnético para la brújula…

Y ahí está la solución, hay aplicaciones que convierten el iPhone en un detector magnético con el que descubrimos la zona dónde está el tornillo (unos pocos centímetros cuadrados) y luego con el imán lo localizamos desmontado el panel de pladur sólo con unos pequeños agujeros…

En definitiva, hay algunos problemas que sí requieren creatividad, y lo mejor en estos casos es utilizarla de manera sistemática. Hay una gran cantidad de herramientas para hacerlo.

Ignacio Tornos