Como escribe David Garvin, profesor de Administración de Empresas en de la Universidad de Harvard, «la mejora continua requiere un compromiso de aprendizaje».
Para competir en este entorno saturado de información en el que vivimos, es necesario ser dinámicos, competitivos y seguir buscando formas para mejorar las organizaciones.
La idea de una «organización de aprendizaje», tal como la promovió Peter Senge en su libro La Quinta Disciplina (1990), tiene mucha relación con el modelo de gestión lean. Una organización de aprendizaje es una organización en la cual las personas y los equipos miran y aprenden, hacen cambios, experimentan y luego aprenden de esos experimentos. Esto debería suceder todos los días dentro de cada equipo, en todos los niveles de una organización.
Las organizaciones de aprendizaje crean entornos de trabajo abiertos al pensamiento creativo y hacen hincapié en que las soluciones a los problemas relacionados con el trabajo las tenemos cada uno de nosotros. Todo lo que debemos hacer es aprovechar la base de conocimiento que tenemos, la capacidad de pensar de manera crítica y creativa.
Una organización de aprendizaje es aquella que busca crear su propio futuro; que reconoce que el aprendizaje es un proceso continuo y creativo para sus miembros. Los empleados ya no tienen que ser receptores pasivos, aprenden a expresar ideas y se desafían a sí mismos para contribuir a mejorar el entorno laboral. Rompen así con el modelo empresarial jerárquico tradicional, para tener una nueva visión donde se valora el potencial de cada uno y la capacidad de tomar decisiones.
Las organizaciones de aprendizaje son lugares más saludables para trabajar porque aumentan nuestra capacidad para gestionar el cambio, desarrollan equipos más comprometidos, fomentan un entorno en el que todos los empleados aprovechan sus recursos y sus potenciales.
Peter Senge sostiene que las empresas que prosperan en el tiempo son las “organizaciones inteligentes”, es decir aquellos grupos de personas que alinean talentos y capacidades para aprender a triunfar en conjunto y lograr los resultados deseados, aun frente a escenarios cambiantes. Estas son las 5 disciplinas que cada organización tiene que dominar:
- Desarrollar la maestría personal. Consiste en conocer quiénes somos, aprender a reconocer nuestras capacidades y las de la gente que nos rodea. Asimismo, identificarnos con la visión de la organización, proponer soluciones creativas y aceptar el compromiso de crecer juntamente con ella.
- Identificar y desarrollar nuestros modelos mentales. Los paradigmas o modelos inconscientes restringen nuestra visión del mundo y la forma en que actuamos. El manejo adecuado de esos modelos nos permitirá promover formas de comunicación clara y efectiva dentro de la empresa, que sean un apoyo para el crecimiento y no un obstáculo.
- Impulsar la visión compartida que oriente la acción de individuos y grupos hacia objetivos y futuros comunes. Cuando existe una identidad común y visión compartida, la gente aprende y sobresale.
- Fomentar el trabajo en equipo, En un entorno de cooperación, la comunicación, interacción y alineación de los equipos de trabajo es clave para que los resultados sean mayores que la suma de los aportes individuales. Pensar juntos para tener mejores ideas.
- La quinta disciplina, la capacidad de adoptar una visión sistémica de la organización, comprender que las interrelaciones entre cada uno de sus miembros pueden producir impactos positivos y duraderos para el éxito de una organización, atacando a la raíz de los problemas que puedan surgir en su día a día.
Crear una cultura y un entorno que sirva de base para una organización de aprendizaje comienza con «un cambio de mentalidad: de vernos separados del mundo para conectarnos con el mundo» (Peter Senge); viéndonos a nosotros mismos como componentes integrales en el lugar de trabajo, más que como engranajes separados. Las personas no son recursos sino la organización misma.