Se acerca el verano y empezamos a buscar libros para llevar de viaje en nuestra maleta. Navegando por Internet he leído buenas críticas sobre un libro que salió ya hace años y que ha tenido tanto éxito que lo han traducido a varios idiomas. Se titula: El monje que vendió su Ferrari y parece ser una lectura bastante fluida y práctica.
Es la historia de Julian Mantle, un abogado de gran éxito que sufre un infarto debido a un estilo de vida muy desequilibrado. Recuperado, pero frente a una crisis física y espiritual, Julian viaja a Oriente en busca de respuestas para aliviar la molesta sensación de vacío en su vida.
Cuando regresa es un hombre cambiado, como si fuera una persona completamente distinta. Ha aprendido de algunos gurús del Himalaya que le han dado consejos místicos y prácticos que comparte con su ex-socio, el cual aspira a tener la misma suerte que Julian.
El núcleo del libro se centra en las Siete Virtudes, que Julian analiza una por una. Cada una abarca una serie de conceptos y hábitos a desarrollar e incorporar en nuestra vida. Es un libro sobre autodesarrollo personal, cuyo objetivo es ayudar a los lectores a llevar una vida más plena y productiva.
Estas son, en síntesis, las siete virtudes envueltas en metáforas:
- Dominar la mente. Nuestra mente es como un jardín que si no se cultiva no florece; si se cuida y nutre la mente, florecerá más allá de nuestras expectativas. La calidad de vida viene determinada por la calidad de los pensamientos.
- Perseguir el propósito.El faro simboliza el propósito de la vida: orientación y refugio ante los malos tiempos. Definir claramente nuestras prioridades y marcar objetivos personales y profesionales.
- Practicar el kaizen.El luchador de sumo japonés simboliza el kaizen, es decir, la mejora constante.
- Vivir con disciplina.El cable de alambre rosa simboliza el poder de la disciplina. Tener fuerza de voluntad y ser disciplinado nos ayudará a cumplir con nuestros propósitos.
- Respetar el tiempo propio.El reloj representa el tiempo. El tiempo se nos escurre de las manos como arena. Aprovechar el tiempo sabiamente y planificar nuestro trabajo nos asegurará una vida rica y productiva.
- Servir desinteresadamente a los demás.Las rosas amarillas recuerdan el viejo proverbio chino que dice: “La mano que te da unas rosas siempre conserva un poco de la fragancia”. Es decir, cuando trabajamos para mejorar la vida de los demás, indirectamente estamos elevando la nuestra.
- Abrazar el presente.Los diamantes simbolizan el gusto por las cosas más simples y el éxtasis que merecemos. Se trata de vivir el presente y no dejar para más tarde las cosas que son importantes.
Se trata de un conjunto de buenos propósitos a incorporar en nuestra rutina, lo ideal es dosificar los objetivos e ir cumpliéndolos para conseguir tener una vida más plena. Pero, para empezar, podemos escoger y poner en práctica lo que más nos guste.
Desde la perspectiva Lean, queremos remarcar la importancia del concepto Kaizen aplicado tanto a nuestra vida como a nuestro ámbito laboral: pequeñas mejoras cada día, de manera continuada. Kaizen es todo un cambio.
Como dice Sharma: «El cambio es la fuerza más poderosa en nuestra sociedad hoy en día. La mayoría de las personas le temen, los sabios lo abrazan”.
Un gran cambio se realiza a través de pequeños pasos. La forma en que hacemos las cosas pequeñas determina la forma en que lo hacemos todo. Si ejecutamos bien las pequeñas tareas, también tendremos éxito en nuestros esfuerzos más grandes. Los sabios reconocen que las pequeñas mejoras diarias siempre conducen a resultados excepcionales en el tiempo. En una organización, implantar pequeñas mejoras cada día significa construir modelos de negocios sostenibles y que perduren en el tiempo.
Como dice Masaaki Imai (el padre de esta filosofía) «Kaizen es una forma de pensar”. La implantación del kaizen conlleva un cambio en la cultura organizativa: es involucrar a todos los profesionales en la búsqueda e implantación de pequeñas mejoras que aporten valor a la organización.