Vamos con el segundo paso. Establecer una cadencia en el proceso.
Habitualmente cuando se habla de cadencia, de ritmo, se utilizan medias durante un periodo de tiempo. En un proceso industrial se habla de 3.000 frascos/hora, en uno asistencial de 150 pacientes / día o en uno administrativo de 50 expedientes / día. Da la sensación de que el proceso está funcionando con un ritmo.
Sin embargo, la realidad del detalle es que hay grandísimas variaciones de ritmo durante la ejecución del proceso. Si, la cadencia son 3.000 frascos / hora. Pero hay horas de 700 frascos y horas de 3.700. Y esto, ¿es de verdad importante?
Hay dos motivos por los que esto es crítico:
- Porque las pérdidas de producción no son recuperables. Si en una hora se fabricaron 700 frascos y se dejaron de fabricar 2.300, esos minutos de parada no se volverán a recuperar. Se pueden sustituir por “otros” minutos, pero nunca se podrán recuperar.
- Porque los tiempos de espera en una cola dependen de dos factores. El primero es la saturación del proceso y el segundo la variabilidad del proceso (de la entrada y de la prestación del proceso). El comportamiento es exponencial con un crecimiento brusco en el punto de inflexión. Este punto se produce más tarde cuanto menor es la variabilidad.
Es decir, cuánto mayor es la estabilidad del proceso (en cada minuto de operación), menos minutos se pierden y más difícil es que colapse y se sature.
En la jerga Lean hablamos de Takt Time (TT). Y se define como el tiempo entre dos salidas del proceso. Es decir, el tiempo desde que se termina de ejecutar un producto / servicio y el tiempo en terminar el siguiente. Para calcularlo, no se debe partir de la capacidad técnica del proceso sino de la necesidad del cliente[1].
Así, si suponemos que el cliente demanda 3.000 frascos por hora, el TT será:
¿Por qué medirlo así (en segundos) y no en frascos por hora? La razón es sencilla, si estoy en la línea y sé que debo estar fabricando a 3.000 frascos hora, tengo que hacer varios cálculos para poder comprobar si mi línea está comportándose como debe. Si sé que debe salir un frasco cada 1,2 segundos basta con contar frascos y tiempo. Además, el TT nos lleva a controlar al segundo, no a la hora. Esto por cierto, es exactamente igual para el ámbito sanitario o de procesos administrativos.
Implantar una Cadencia REAL en un proceso supone por tanto:
- Conocer el Takt Time del proceso a partir de la demanda del cliente.
- Implantar un mecanismo en “tiempo real” de lo que está ocurriendo en la línea de producción.
- Tomar las acciones en “tiempo real” para corregir las desviaciones.
He conocido pocos procesos en los que se dan las tres características que hacen que de verdad se funcione “a cadencia”. En muchas no había un sistema electrónico (que en muchas ocasiones traslada la responsabilidad al ordenador, es decir salta una alarma y el responsable se limita a apagarla). Algunos ejemplos:
FALSA CADENCIA 1: Escenario es una línea automática de formado e impresión de cajas de cartón. La velocidad se ajusta como un parámetro del proceso de fabricación. No hay ningún display que marque la velocidad real de la línea. Al final de la producción de cada lote (varias horas) se registra la velocidad incurrida.
FALSA CADENCIA 2: Línea automática de fabricación de placas de componentes electrónicos. Un display de gran tamaño marca la velocidad de línea y la velocidad objetivo. Hay diferencias significativas pero nadie toma acciones en línea.
PROCESO SEMIAUTOMÁTICO: Se trata de un proceso de llenado de frascos con operaciones automáticas y manuales en una cinta de transporte. Cada 15 minutos, el encargado recorre la línea de final a principio y registra la producción realizada y las acumulaciones de frascos en cada estación. Si la diferencia de salida es mayor del 5% identifica en qué punto se estrangula la línea y toma acciones para resolverlo. (Entre las acciones, por supuesto puede estar el escalado del problema).
PROCESO AUTOMÁTICO: Línea automática de bollería. La línea registra en tiempo real las velocidades de salida y las compara con el TT. Si la diferencia en cualquier instante es mayor del 5% suena una alarma. Sólo el encargado de línea tiene la llave para apagar la sirena. Esto supone que conoce en tiempo real que hay un problema y debe poner en marcha las acciones para corregirlo.
Los dos últimos procesos están fabricando a cadencia, controlando el TT. El resultado es que sus eficiencias son muy superiores.
La entrada de hoy ha salido “muy industrial” pero es más sencillo entender el concepto de cadencia en una línea de producción industrial. Todo lo dicho es aplicable a procesos administrativos y en gran medida a asistenciales. Prometo ser menos industrial en las próximas entradas…