La semana pasada pude ver el artículo que Clara Valverde escribió en eldiario.es titulado «Cadena de montaje en hospitales: Quieren profesionales/robots y pacientes/objetos». En el, se dice:
- «Como explica el crítico de Lean, Stuart D. Green de la Universidad de Reading, esta metodología que pretende ser una manera de aumentar la eficacia, es en realidad una aplicación directa de la ideología totalitaria neoliberal enfocada en la explotación de los trabajadores.»
No tengo la menor intención de entrar en polémica, pero si intentar dejar claro mi punto de vista sobre lo que es y lo que no es «Ser Lean». Y para ello voy a utilizar una experiencia personal de los últimos días.
El caso:
El pasado 27 de Enero mientras estaba trabajando en casa, tuve un dolor repentino y fuerte en la «boca del estómago». No era nada que me hubiera ocurrido antes y no tenía nada que ver con un cólico nefrítico de los que tengo sobrada experiencia.
Al cabo de una media hora sin que remitiese salí con mi mujer hacia las Urgencias del centro de salud . Pero al cabo de un par de minutos en el coche, cambiamos la ruta para ir al hospital más cercano.
Después de muy pocos minutos de espera me pasaron a triaje y de ahí a urgencias donde sólo 10 minutos más tarde me hacían un electro. Vuelta a la espera en unos bancos. WhatsApp es ideal en estos momentos para comunicar con mi mujer que me esperaba fuera. El dolor iba remitiendo y yo me aburría así que decidí mirar el electro (como soy ingeniero, soy incapaz de interpretar nada, pero al menos paso el rato). La sorpresa:
El mensaje de «ECG ANOMALO» lo entiende hasta un ingeniero, el de «Infarto anterior, antiguo» asusta a cualquiera. Pero como tengo fe ciega en el sistema sanitario, seguí sentado en el banco.
Algunos minutos después, la doctora de urgencias me llama, pide una analítica y me dice que el ECG no tiene nada significativo y que me pedirá una analítica para descartar.
Algo menos de dos horas después de entrar en Urgencias, y tras una nueva visita con la doctora, en la que revisó el ECG, placas y analítica me da un diagnóstico de «Posible cólico biliar» y dado que el dolor ha remitido, me remite a mi médico de atención primaria para continuar.
El día siguiente tengo cita con mi médico, pero el está de baja y me ve otro médico del centro, tras revisar toda la historia de Urgencias me pide una ecografía (que me haré en unos días) y me dice que tengo un problema cardilógico y que debo ir lo antes posible al especialista. Le pregunto si es algo grave y me contesta que eso no se sabe hasta que me vea el cardiólogo pero que ella iría lo antes posible.
Antes de salir del centro he pedido ya la cita para el cardiólogo, me la dan para el día 3 de Febrero.
Al entrar en el cardiologo y ver el ECG de urgencias, me dice: «Este electro está mal hecho, lo vamos a repetir, pero usted no tiene nada». Repite el electro y su diagnóstico es: «ECG normal» después de una nota en las pruebas complementarias que dice «Se hace un ECG con las derivaciones puestas en su sitio».
Hasta aquí el caso.
En fin he pasado una semana con cierta angustia sin tener claro si tenía o no un problema cardiaco. He comprobado una vez más que el Sistema de Salud de Madrid funciona. Pero la realidad es que me sigo preguntando si todo esto tendría que haber ocurrido o no. Y es que sigo pensando que:
- La enfermera que me hizo el primer electro nunca sabrá que lo hizo mal y por qué, por lo que posiblemente siga cometiendo el mismo fallo.
- Que si la doctora de Urgencias me hubiese hecho un segundo ECG no habría perdido el tiempo de mi médico de AP (pasó un buen rato buscando en mi historia pruebas del pasado para tomar su decisión) y no hubiese hecho falta la cita con el cardiólogo.
- Tengo dudas de que la médico de AP sepa lo que ha pasado, ya que probablemente mi próxima cita (mañana viernes) será ya con mi médico que está de vuelta tras la baja. Probablemente seguirá remitiendo otros pacientes en la misma situación en el futuro.
Si lo miro con los ojos de Lean aquí se han producido varios MUDAS (desperdicios) en cadena. Desde el error en el primer ECG, a la visita al cardiólogo, etc. Y lo que es peor, no creo que haya un proceso que evite que esto ocurra otra vez en el futuro.
Después de muchos años aplicando Lean en industria, oficinas y sanidad, no dudo que haya quien utilice este enfoque para «explotar a los trabajadores». Pero eso no es LEAN. No se puede hacer un planteamiento Lean sin reconocer y demostrar el máximo respeto por cada una de las personas de la organización.
Lean, o al menos como yo lo aprendí de Shingijutsu en Japón, no es más que crear una organización donde se identifique el desperdicio, se utilice un método basado en datos y aplicando el principio de la causalidad para identificar las razones por las que se produjo y se modifiquen los procesos para conseguir que el paciente, yo, no pase una semana creyendo que tiene o tuvo un infarto. Y esto sólo lo pueden hacer los profesionales que desarrollan el servicio cada día.
Creo que tenemos un brillantísimo sistema de salud en España. Pero creo que en lo que rodea a los actos médicos hay muchísimas oportunidades de mejorarlo, de hacerlo más eficaz y más eficiente, de dar mejor servicio a los pacientes y de que los profesionales se puedan de verdad realizar su vocación. ¿Es Lean la única forma de conseguirlo? No. Hay otras formas, pero estoy convencido de que si se aplica de la forma correcta lo puede conseguir. Tenemos multitud de casos en los que se ha conseguido y si alguien lo cree interesante podemos compartirlos.
Igual que un taxista que roba, o un mecánico que engaña no convierte a todos los taxistas o todos los mecánicos en sinvergüenzas, una mala aplicación de Lean no la convierte en una aberración. El error en el ECG no descalifica a las enfermeras y los médicos de atención primaria saben lo que hacen. Simplemente, este caso es un ejemplo de cómo se pueden despilfarrar recursos para no lograr un resultado y parte de la solución está en la estandarización (lo cual no quiere en absoluto decir que hay que tratar las enfermedades de forma idéntica independientemente de quién sea el enfermo).
Por último, y no por ello menos importante. Conozco las personas que desarrollaron Lean en el CSI, a la Dra. Rotllán, que inició el proyecto, a la Dra. Gimeno que lo continuó, al gerente Miquel Arrufat que lo apoya desde la Dirección, y a muchos otros. Trabajamos con ellos cuando iniciaron su camino en la mejora de procesos y creo que reducirlo a que todo es un engaño para aplicar recortes es injusto.
Ignacio Tornos