Seis Sigma en sanidad

Cada vez es más frecuente escuchar el término Seis Sigma asociado al entorno sanitario, por ello la intención de esta entrada de blog es dar unas pinceladas sobre esta metodología y describir algunos aspectos de la aplicación de la misma en este entorno.

¿Qué es seis-sigma?

Seis sigma es una metodología de mejora de procesos que nació en la empresa Motorola en la década de los 80 del pasado siglo. Su génesis vino determinada por el objetivo de la empresa de lograr una mejora muy pronunciada en la calidad de sus productos, a través de la actuación sobre los procesos productivos.

La denominación seis-sigma responde al hecho de que, en un conjunto de datos que sigue una distribución normal, la parte cubierta por 6 desviaciones estándar por la izquierda y otras tantas por la derecha, cubre el 99,9999998% de los resultados. En otras palabras, podemos esperar que solamente sucedan 2 fallos sobre cada millardo (mil millones) de oportunidades de fallos. Aunque matemáticamente son 2 fallos, se suele añadir un factor corrector que nos lleva a hablar que para que un proceso sea considerado seis-sigma debe tener una tasa de defectos de 3,4 defectos por millón de oportunidades (DPMO: Defects Per Million Oportunities). Este valor corresponde a un intervalo de +/-4,5 sigmas (Ver gráfico). En resumidas cuentas, cuando hablamos de procesos seis-sigma estamos hablando de procesos que prácticamente rozan la perfección, como puede observarse en la siguiente tabla:

En la base de esta metodología está la lucha contra la variabilidad de los procesos; justamente mediante una minimización sistemática de la variabilidad es como se consiguen estos efectos sorprendentes. (Ver entrada de Blog «La variabilidad y alguno de sus efectos perniciosos»).

Seis sigma en Sanidad: particularidades

En su aspecto más esencial, esta metodología se caracteriza por una explotación masiva y sistemática de los datos disponibles de los procesos. Esto, que genera una aproximación eminentemente científica a la solución de los problemas, tiene la contrapartida de que en Sanidad, como en Servicios en general, es más difícil el establecimiento numérico de objetivos y la interpretación de las mediciones. Este punto es crítico, ya que Sanidad, en prácticamente todos sus aspectos se caracteriza por una alta variabilidad y, sobre todo, por la omnipresencia del factor humano tanto por la parte de los pacientes como por la de los profesionales.

Pero están también los procesos de gestión, procesos de apoyo que no comparten las características previamente indicadas: por ejemplo pensemos en la logística hospitalaria, la gestión de listas de espera, el reparto de recursos en servicios de urgencias, etc. y que, a priori, presentan una mejor adaptabilidad.

En Sanidad, la idea central de la metodología seis-sigma consiste en que los defectos son todos aquellos acontecimientos que provocan la no satisfacción del paciente, entendida ésta  desde un punto de vista multifactorial: desde problemas clínicos hasta, de restauración pasando por esperas no razonables, etc.

Como apunte final, decir que esta filosofía es relativamente nueva en el entorno sanitario comparado con lean management. A pesar de las diferencias metodológicas con el anterior, ambos se complementan de modo natural. Los beneficios esperados de las técnicas seis sigma en estos entornos son totalmente equiparables a los que, al igual que lean, han sido demostrados con anterioridad en otros entornos de manufactura y servicios.

En una época en que el envejecimiento de la población tensiona los servicios sanitarios, tanto privados como públicos, y pone en riesgo las coberturas a la población y la sostenibilidad del sistema, la metodología seis-sigma tiene mucho que decir en cuanto a cómo buscar soluciones que mejoren la productividad general del sistema a través del uso eficiente y centrado en la calidad del paciente de los recursos materiales y tecnológicos, y de las personas que constituyen las organizaciones sanitarias.