No sé si habéis oído hablar de Marie Kondo y de su método para ordenar la casa. Yo, hace poco, leí un artículo sobre ella y lo primero que pensé es que aplicaba la filosofía de las 5S. Sin embargo, documentándome un poco más sobre Marie Kondo y su método de orden, vi que había similitudes pero también grandes diferencias sobre las que, como mínimo, valía la pena reflexionar.
Marie Kondo es una escritora japonesa y consultora de organización. Desde pequeña, se interesó por la decoración y por el arte del orden y la organización. No sólo habla de feng shui, sino de katazuke, término japonés que hace referencia a las acciones de limpiar y ordenar.
Ha escrito cuatro libros sobre el arte de organizar y lleva vendidos casi cuatro millones de copias en 33 países. Su libro La magia del orden: herramientas para ordenar tu casa… ¡y tu vida! le ha abierto las puertas al mercado en español. Y como dato curioso, ha sido incluida en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo elaborada por la revista Time en 2015.
Y, ¿en qué consiste el método KonMari? La autora lo define como una manera sencilla, inteligente y efectiva de deshacerse del desorden para siempre, es decir, de evitar el “efecto rebote” que muchos experimentamos tras limpiar y ordenar nuestras casas. Son una serie de reglas sobre cómo clasificar, organizar y desechar cosas. ¿Y qué son las tres primeras S?
Vamos a comparar ambos métodos.
1. Lo primero de todo es, desechar… como la primera S (Seiri= Separar).
Es decir, separar aquellos objetos que sirven de aquellos que no. Pero, ¿en base a qué criterios? Cuando hablamos de 5S, decimos que separamos lo “útil” de lo “inútil” (desecharemos aquello que está roto, obsoleto, deteriorado, en más cantidad de la necesaria…).
Kondo afirma que se debe descartar todo lo que no produzca alegría o felicidad.
“La clave es trabajar para identificar aquello que verdaderamente produce dicha, y para la mayoría de la gente no es fácil. Pero es la mejor manera de asegurarnos de que vivimos con aquello que nos satisface. Y en la cantidad justa”.
Pero no sólo eso, también se tiene que tener claro cuál es el objetivo final (visionar el espacio que se quiere), porque en base a eso se definirán cosas a conservar y cosas que no. Por ejemplo, si te imaginas un salón decorado con tonos claros ¿para qué vas a conservar cojines de otros colores?
Una particularidad del método es que se tiene que hacer de una sola vez (como cuando vamos al Gemba con nuestras tarjetas rojas para identificar y desechar aquello que no sirve). Se debe hacer por categorías (y subcategorías) y no por habitaciones, ya que poder juntar todos los objetos de un tipo ayudará a evaluar adecuadamente lo que se quiere conservar.
Además, tanto en las 5S como en el método KonMari, no se puede pasar a la siguiente fase hasta no haber terminado el proceso de eliminación. ¿Está hecho? Pues vamos a por la segunda S.
2. Cómo organizar…. como la segunda S (Seiton= Ordenar).
Ahora que nos hemos desecho de muchos objetos innecesarios, se debería disponer de más espacio para organizar adecuadamente lo que se quiere conservar. El método KonMari afirma que por categorías resultará más fácil. Además, hasta detalla cómo guardar cada cosa.
Sin embargo, nosotros, cuando aplicamos las 5S, usamos otros criterios como son el pensar en ubicaciones ergonómicas, en función de la frecuencia y lugar de uso o, para minimizar desplazamientos, “las cosas que se usan juntas, se almacenan juntas.”
En lo que sí que coincidimos es en que se debe designar “un espacio para cada cosa, y cada cosa en su lugar”. La idea es que ayuda a mantener el espacio ordenado, puesto que te ves obligado a no dejar nada fuera de su sitio. Además, facilita una rápida localización de los objetos.
3. Guardar la ropa doblada….
Aunque no es lo mismo, el objetivo estaría compartido con la tercera S (Seiso=limpiar).
Tanto al guardar la ropa (en el caso del método KonMari) como en la limpieza de la 3ªS, el objetivo final es tomar conciencia del estado del objeto en cuestión. Al igual que un espacio limpio permite detectar rápidamente fugas, desperfectos o errores; es decir, nos facilita el control visual del proceso; el hecho de doblar la ropa, permite detectar el estado de la misma (como, por ejemplo, telas raídas o desgastadas).
Ahora bien, ¿y qué pasa con el resto de las S? Pues en realidad el método KonMari tiene semejanzas con las primeras S, pero apenas incide en las dos últimas: estandarizar y mantener. Es más, Kondo no es partidaria de rotular (estandarizar) lo que hay en cada sitio; cree que hace “ruido”, que obstruye la visión y que es demasiada información a tratar. Y en cuanto al mantenimiento del orden, creo que es bueno establecer unas rutinas que auditen el estado del orden hasta que verdaderamente se convierta en un hábito nuestro.