Cómo prevenir los errores en la práctica médica

Recientemente he podido leer un artículo sobre 10 errores médicos impactantes publicado por John Bonifield y Elizabeth Cohen en la columna “Empowered Pacient” de la CNN.
La verdad es que se ha escrito mucho sobre ello pero la seguridad del paciente sigue siendo un problema a nivel mundial. En España, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad pone a disposición de quien lo desee mucha bibliografía, publicaciones, cursos, tutoriales, presentaciones,…. al respecto.

Sin embargo el problema no se resuelve y los datos de seguridad del paciente siguen siendo alarmantes. Según el Estudio Nacional sobre los Efectos Adversos ligados a la Hospitalización (ENEAS) llevado a cabo en 24 hospitales del Sistema Nacional de Salud y publicado en febrero de 2006, el 9,3% de los pacientes ingresados sufre algún efecto adverso relacionado con la asistencia sanitaria y el 42,8% de estos Efectos Adversos se consideró evitable.
Pero volvamos al artículo sobre los 10 errores médicos. En él se comentan algunas de las causas más frecuentes de errores en el proceso asistencial y se proponen soluciones. Algunos ejemplos:

 

  1. Errores de tratamiento equivocado de paciente debido a que no se ha podido verificar la identidad del mismo. Propuesta: Comprobación del nombre, fecha de nacimiento y código de paciente en la pulsera identificativa.
  2. Errores por conteo inexacto después de una cirugía, que puede llevar a que algún instrumental o material se haya podido quedar en el cuerpo del paciente. Propuesta: Si el paciente siente dolor, fiebre o inflamación, vaya al hospital y pregunte a su cirujano.
  3. Complicaciones relacionadas con la espera para ser atendidos en un servicio de urgencias. Propuesta: El paciente debe llamar a su médico de camino al Hospital para que éste contacte con el médico de urgencias y conozca de antemano la gravedad de la situación.
  4. Infecciones nosocomiales porqué los profesionales no se han lavado las manos. Propuesta: El paciente pregunta al personal si se ha lavado las manos antes de tocarlo, lleven o no guantes.
  5. Error de lateralidad en una intervención debido a que se ha tapado el lado marcado. Propuesta: El paciente reafirma con el equipo de profesionales la parte correcta del cuerpo y el lado a operar.
  6. Pacientes que se pierden (pacientes con demencia que tengan tendencia a deambular). Propuesta: El familiar coloca un brazalete con GPS al paciente.
Sinceramente, algunas de las soluciones que propone no me parecen ni eficientes y ni eficaces; se consume tiempo, personal y recursos de forma innecesaria pero lo peor de todo es que no se predice ni se previene el error. Es cierto que la columna de la CNN siempre versa sobre el “Empowered Pacient” (el Poder del Paciente) es decir, una tendencia que se ha puesto de moda en los últimos años y que busca involucrar de forma activa al paciente en el proceso asistencial y por ello, la mayoría de soluciones pasan por implicar al paciente o al familiar.
Recientemente, han ingresado a un familiar mío en la UCI y después de 3 días en el servicio, detectaron que tenía una conjuntivitis debida a que nadie le había retirado las lentillas (nosotros lo avisamos al servicio de emergencias, en urgencias y al médico que lo atendió en su ingreso en la UCI pero no fue suficiente). No voy a entrar a evaluar si es una práctica buena o mala pero lo que está claro es que, en estos casos, es insuficiente.
Sin embargo, existen otras formas para prevenir y mejorar los resultados de seguridad del paciente que os quiero comentar. Nosotros, en todos los proyectos que hemos llevado a cabo, hemos tenido en cuenta la seguridad del paciente como un elemento clave que se debe trabajar, y lo que he aprendido es que para conseguir buenos resultados no debemos olvidar ninguno de los siguientes aspectos:
  • Se debe difundir la cultura de seguridad del paciente. Para ello se debe potenciar el uso de los sistemas de información y notificación de incidentes relacionados con la seguridad de pacientes (SiNASP) como herramienta para conocer que está ocurriendo y así poderlo mejorar (“Lo que no se mide, no se conoce, no se controla y nunca se podrá mejorar”). Este sistema debe completarse con otras herramientas de análisis de causas raíces (AMFE, Ishikawa, 5 Porqué’s…). Pero la base para crear una cultura de seguridad del paciente es cambiar hábitos de todos los implicados en el proceso asistencial. Por ejemplo: Proyectos de lavado de manos.

En el año 2009, más del 70% de los hospitales evaluados en 16 CCAA habían realizado acciones de formación sobre higiene de las manos para los profesionales; más del 50% de las camas de los hospitales contaban con productos de base alcohólica en la habitación; más del 80% de las camas de las unidades de cuidados de intensivos contaban con estos productos en el punto de atención al paciente y al menos el 40% de estos hospitales habían evaluado la adherencia a la higiene de manos mediante observación. Sin embargo las infecciones respiratorias agudas afectan a 6,3% de los ingresos agudos (año 2011), causando así un aumento de la estancia hospitalaria, incrementando los costes asistenciales y poniendo en riesgo la seguridad de los pacientes. ¿Cuál es el problema entonces?

Fuente: Campaña de Higiene de Manos. Salvar vidas está en tus manos. Ministerio de Sanidad

Nosotros realizamos un proyecto donde trabajamos especialmente la gestión visual (información necesaria en el punto de uso) y las auditorías de seguimiento (además de la formación y la sensibilización) para crear el hábito, y con ello, la cultura.

  • Pero todo ello debe ir acompañado de medidas que ayuden al profesional a realizar su trabajo de la mejor forma posible, es decir, se deben implantar iniciativas de mejora donde adecuemos la capacidad de los servicios a la demanda y las necesidades del paciente, potenciemos las actividades de valor y estandaricemos los procesos.
    Por ejemplo: siguiendo con el ejemplo del servicio de urgencias que planteaban en el post de la CNN, trabajando el flujo del paciente, el flujo de información que debe acompañarle, las cargas de trabajo del equipo y la relación con servicios proveedores / clientes (Diagnóstico por la Imagen, laboratorio, hospitalización…) hemos reducido a más de la mitad el tiempo de espera para ser atendido.
  • Los mecanismos más eficientes para prevenir la seguridad del paciente son los que conocemos como Poka Yoke (Sistemas a prueba de errores).
    Se trata de establecer sistemas que pueden actuar a tres niveles, en función de la gravedad y las consecuencias del error: (I) con una alarma que avisa del incidente -pero existe la opción de que el error avance en el proceso-, (II) con un control que pare el proceso cuando se produce el incidente, y (III) un mecanismo que evita que se llegue a producir el error -basado en la predicción y la prevención-.
    En este sentido hemos trabajado iniciativas como el check list de quirófanos, la gestión visual de la información clave de pacientes / residentes para evitar caídas, errores de medicación, broncoaspiraciones…, instrucciones para el uso correcto y el mantenimiento autónomo de equipos de electromedicina, etc.
Sin embargo, además del “empowered” del paciente, de la cultura organizativa, de los proyectos e iniciativas de mejora, etc… seguro que hay otros aspectos (organizativos o técnicos) que influyen en la mejora de la seguridad del paciente ¿Qué más pensáis que deberíamos considerar?