Historias del verano: Doce hombres sin piedad

Aplicación del método científicoAyer publiqué una entrada en la que comentaba una vieja historia que volvió a surgir en una conversación en el “chiringuito” sobre Adrian, su perro y el conejo de sus pequeños vecinos. Esta mañana he cruzado un par de tweets con @RafaelTimermans y el terminaba con un certero “da que pensar”. Así que me pongo a ello.

Cada vez que trato de explicar a alguien el gran cambio que se debe producir en las organizaciones, uno de los principios que considero fundamental, surge la APLICACIÓN DEL MÉTODO CIENTÍFICO. E inmediatamente hay dos reacciones, unos saltan a la Filosofía de la Ciencia y al método de investigación y otros salen corriendo (al menos mentalmente). Y la realidad es que la clave está en, como me repetía Alberto Galgano, convertir a todas las personas de la organización en “Pequeños Científicos”.

Para tratar de explicarlo, desde hace años cito un libro muy recomendable: “Cómo mojar una galleta”, en el que su autor, Len Fisher, dice en el prólogo:
…para mí y para muchos otros científicos, preguntar POR QUÉ es una de las cosas más serias que podemos hacer.
Y el lo hace en el libro a temas diarios como mojar una galleta, utilizar un destornillador o cómo avanzan los espermatozoides…

Pero no quiero desviarme, el hecho de preguntarnos ¿por qué? es sólo una parte del método científico, que a mí me gusta resumir en cuatro pasos para explicarlo de una manera sencilla:

  1. TRABAJAR CON DATOS Y HECHOS. Y debería añadir, hacerlo de una manera rigurosa. Este verano releía el artículo “The 12 cognitive biases that prevent you from being rational“ de George Dvorsky y entre los 12 sesgos hay al menos 7 que tienen que ver directamente con la utilización de datos y hechos (tendemos a ver más coches como el nuestro una vez que lo hemos comprado, pensamos que si salió cara esta vez es más probable que la próxima sea una cruz, etc.).
    Trabajar utilizando el método científico exige utilizar de forma muy rigurosa los datos y hechos. Hay que aprender…
  2. PRIORIZAR. Es imposible sobrevivir a un análisis exhaustivo de todo lo que nos rodea. Un amigo repite continuamente: “Si quieres ser feliz como me dices, no analices”. No estoy de acuerdo. Vivir sin analizar no puede ser bueno, pero tampoco analizar todo y en todo momento. El principio de Pareto, también conocido como la regla del 80-20 nos ayuda a priorizar nuestro análisis en ese 20% de los problemas que nos generarán el 80% del resultado.
  3. BUSCAR LAS CAUSAS Y ACTUAR SOBRE ELLAS. Es el momento de preguntarse “por qué”. De manera rigurosa. Hay herramientas que nos permiten hacerlo, desde algo tan sencillo como un diagrama causa efecto (o de Ishikawa), los 5 por qués, o complicarlo con análisis estadísticos como el ANOVA o los diseños de experimentos. En general, la gran mayoría de los problemas se resolverán con unas pocas herramientas (en mi experiencia suele bastar con el causa efecto o los 5 por qués).
    No hemos terminado, hay que actuar sobre las causas, y de una manera distinta a como hemos hecho en el pasado. Es el momento de la CREATIVIDAD. Para resumirlo, utilizo una cita de Heisenberg que encontré en una publicidad de una farmacéutica:
    “Investigar es ver lo que todo el mundo ve, y pensar lo que nadie piensa”.
  4. ESTANDARIZAR. Si aplicamos el método es para lograr un estado nuevo, mejor, distinto. Pero sobre todo sostenible. Y esto sólo se puede lograr si se genera un estándar. Un nuevo método de operación. Si hay una forma mejor que las demás, esta debe ser adoptada por todos.

En fin, estas son mis reflexiones. Si simplemente asumimos que el perro mató al conejo, tomaremos las acciones equivocadas, generaremos un trauma en nuestros pequeños vecinos y un mal trago en explicar a sus padres lo que hicimos…La aplicación de unos pasos tan sencillos como los anteriores nos habrían llevado sin duda a concluir que el perro era inocente.

NOTA: Al escribir esta entrada he recordado la vieja película “Doce hombres sin piedad”. Quizás hay que volver a verla…